jueves, 12 de marzo de 2009

Sobre la Zona Sotádica, John Addington Symonds

Wilhelm von Gloeden.Desnudo, Taormina 1899. Fuente:Wikipedia
IN ENGLAND an Essay appended to the last volume of Sir Richard Burton's "Arabian Nights" made a considerable stir upon its first appearance. The author endeavored to co ordinate a large amount of miscellaneous matter and to frame a general theory regarding the origin and prevalence of homosexual passions. His erudition, however, is incomplete, and though he possesses a copious store of anthropological details, he is not at the proper point of view for discussing the topic philosophically.
For example, he takes for granted that "Pederasty," as he calls it, is everywhere and always what the vulgar think it. He seems to have no notion of the complicated psychology of Urnings, revealed to us by their recently published confessions in French and German medical and legal works. Still, his views deserve consideration. Burton regards the phenomenon as "geographical and climatic, not racial." He summarizes the result of his investigations in the following five conclusions:

"(1) There exists what I shall call a 'Sotadic Zone,' bounded westwards by the northern shores of the Mediterranean (N. lat. 43º) and by the southern (N. lat. 30º). Thus the depth would be 780 to 800 miles, including meridional France, the Iberian Peninsula, Italy and Greece, with the coast regions of Africa from Morocco to Egypt.

"(2) Running eastward the Sotadic Zone narrows, embracing Asia Minor, Mesopotamia and Chaldæa, Afghanistan, Sind, the Punjab, and Kashmir.

"(3) In Indo China the belt begins to broaden, enfolding China, Japan, and Turkistan.

"(4) It then embraces the South Sea Islands and the New World, where, at the time of its discovery, Sotadic love was, with some exceptions, an established racial institution.

"(5) Within the Sotadic Zone the vice is popular and endemic, held at the worst to be a mere peccadillo, whilst the races to the North and South of the limits here defined practise it only sporadically, amid the opprobrium of their fellows, who as a rule, are physically incapable of performing the operation, and look upon it with the liveliest disgust."

This is a curious and interesting generalization, though it does not account for what history has transmitted regarding the customs of the Kelts, Scythians, Bulgars, Tartars, Normans, and for the acknowledged leniency of modern Slavs to this form of vice.
Burton advances an explanation of its origin. "The only physical cause for the practice which suggests itself to me, and that must be owned to be purely conjectural, is that within the Sotadic Zone there is a blending of the masculine and feminine temperament, a crasis which elsewhere occurs only sporadically."
So far as it goes, this suggestion rests upon ground admitted to be empirically sound by medical writers and vehemently declared to be indisputable as a fact of physiology by Ulrichs. But Burton makes no effort to account for the occurrence of this crasis of masculine and feminine temperaments in the Sotadic Zone at large, and for its sporadic appearance in other regions. Would it not be more philosophical to conjecture that the crasis, if that exists at all, takes place universally; but that the consequences are only tolerated in certain parts of the globe, which he defines as the Sotadic Zone? Ancient Greece and Rome permitted them. Modern Greece and Italy have excluded them to the same extent as Northern European nations. North and South America, before the Conquest, saw no harm in them. Since its colonization by Europeans they have been discountenanced.
The phenomenon cannot therefore he regarded as specifically geographical and climatic. Besides, there is one fact mentioned by Burton which ought to make him doubt his geographical theory. He says that, after the conquest of Algiers, the French troops were infected to an enormous extent by the habits they had acquired there, and from them it spread so far and wide into civilian society that "the vice may be said to have been democratized in cities and large towns." This surely proves that north of the Sotadic Zone males are neither physically incapable of the acts involved in abnormal passion, nor gifted with an insuperable disgust for them. Law, and the public opinion generated by law and religious teaching, have been deterrent causes in those regions. The problem is therefore not geographical and climatic, but social.
Again, may it not be suggested that the absence of "the Vice" among the negroes and negroid races of South Africa, noticed by Burton, is due to their excellent customs of sexual initiation and education at the age of puberty customs which it is the shame of modern civilization to have left unimitated?
However this may be, Burton regards the instinct as natural, not contre nature, and says that its patients "deserve, not prosecution but the pitiful care of the physician and the study of the psychologist."

Epílogo a las Mil y una noches
(APÉNDICE)
SOBRE LA ZONA SOTÁDICA
En inglaterra un ensayo añadido como apéndice a la traducción de las Mil y una noches realizada por Burton ha levantado cun considerable revuelo. El autor ha pretendido coordinar una gran cantidad de materias misceláneas, para construir una teoría general sobre el origen y prevalencia de las pasiones homoxesuales. Su erudición, sin embargo, es imcompleta, y aunque aduce una buena cantidad de detalles antropológicos, no adopta un adecuado punto de vista para abordar el tema filosóficamente.
Por ejemplo, da por hecho que la "pederastia", como él dice, es en todas partes y siempre lo que el vulgo piensa que es. Parece no tener la menor noción de la complicada psicología de los uranistas, que nos ha sido revelada por recientes confesiones de varios de ellos aparecidas en obras médicas y legales, francesas y alemanas. Con todo, sus puntos de vista merecen consideración.
Burton considera el fenómeno como "geográfico y climático pero no racial". Y resume el resultado de sus investigaciones en las siguientes cinco conclusiones:

1. Existe lo que llamaré una "Zona Sotádica", limitada hacia el Oeste por las riberas septentrionales (43º Lat. N.) y meridionales (30º Lat. N.) del Mediterráneo. Su profundidad es pues de unas 780 a 800 millas, incluyendo en ella la Francia meridional, la Península Ibérica, Italia, Grecia, junto con las regiones costeras de África, desde Marruecos a Egipto.

2. Hacia el Este, la Zona Sotádica se estrecha, abarcando Asia Menor, Mesopotamia, Caldea, Afganistán, Sind, el Panyab y Cachemira.

3. En el área Indo-china, el cinturón se ensancha de nuevo, abarcando China, Japón y el Turquestán.

4. Incluye luego las islas de los Mares de Sur y el Nuevo Mundo, donde, por las fechas del descubrimiento, el amor sotádico, con algunas excepciones, era una institución racial establecida.

5. Dentro de la Zona Sotádica, el Vicio es popular y endémico, siendo en el peor de los casos considerado un mero "pecadillo", mientras que las razas al Norte y al Sur de los límites aquí definidos lo practican sólo esporádicamente, en medio del general oprobio, siendo la generalidad de los habitantes físicamente incapaces de practicarlo o mirarlo sin fuerte disgusto.

Se trata de una curiosa e interesante generalización, que no incluye sin embargo lo que la historia nos ha transmitido en relación con las costumbres de los celtas, los escitas, los búlgaros, los tártaros, y los normandos, así como la reconocida tolerancia de los modernos eslavos hacia esa forma de vicioBurton propone una explicación de su origen. "la única causa física de dicha práctica que se me ocurre, y que debe ser considerada conjetural, es que dentro de la Zona Sotádica se da una mezcla de los temperamentos masculino y femenino, una crásis que en otros lugares se da sólo de forma esporádica".
En toda su extensión, esta sugerencia reposa sobre bases consideradas empíricamente fundamentadas por los escritos médicos y que han sido vehementemente declaradas incuestionables como hecho fisiológico por Ulrichs. Pero Burton no hace el menor esfuerzo por explicar la ocurrencia de tal crásis entre lo masculino y lo femenino en la Zona Sotádica en su conjunto, mientras en otras regiones aparece sólo de forma episódica. ¿Acaso no sería más filosófico conjeturar que dicha crásis, si es que tal hay, tiene lugar de modo universal, aunque sus consecuencias sólo son toleradas en cierta parte del Globo, que el denomina "Zona Sotádica"? La Antigua Grecia y Roma las toleraron. Las modernas Grecia e Italia, en cambio, las han excluido
en la misma medida que las naciones norteuropeas. Las dos Américas, anteriores a la Conquista, no vieron en ello el menor daño. En cambio, desde la Colonización ha empezado a verse con malos ojos.
El fenómeno, por tanto, no puede ser considerado como específicamente geográfico y climático. Además, hay un hecho mencionado por el mismo Burton que debiera hacerle dudar de su teoría geográfica. Dice que, tras la conquista de Argelia, las tropas francesas se vieron infectadas en enorme medida por las costumbres que habían adquirido allí, y que llegaron a extenderlas hasta tal punto al resto de la sociedad civil que el "vicio puede decirse que se ha popularizado en las ciudades y grandes villas". Esto demuestra, sin lugar a dudas, que al Norte de la Zona Sotádica los varones no son ni físicamente incapaces de actos en los que aparezca implicada la pasión anormal, ni sienten un insuperable desagrado por ellos. La Ley, y la opinión pública generada por la Ley y la enseñanza religiosa han tenido un efecto disuasorio en dichas regiones. El problema, por tanto no es geográfico y climático, sino social.
Así mísmo ¿no habría tal vez que sugerir que la ausencia del "Vicio" entre los negros y las razas negroides de Sudáfrica, señalada por Burton, se debe a su excelente costumbre de iniciar y educar sexualmente a los jóvenes en la pubertad, costumbre que es una vergüenza que no haya sido imitada por la moderna civilización?
A pesar de todo, Burton considerta tal instinto como natural, y no "contre nature", y dice que quienes lo padecen "merecen, no persecución sino piadoso cuidado por parte de los médicos, y estudio por parte de los psicólogos".

Epílogo a las Mil y una noches
Apéndice:Sobre la Zona Sotádica
Prólogo, traducción y notas de Alberto Cardin
John Addington Symonds
Zona Sotádica de Richard F. Burton
Ver Más.
John Addington Symonds Wikipedia en inglés
John Addington Symonds Wikipedia en español
A Problem in Modern Ethics