miércoles, 15 de septiembre de 2010

Guisante = Sol


Imagen: elaboración propia
Matemáticas e imaginación
Prólogo
Un hombre inmortal, condenado a cárcel perpetua, podría concebir en su celda toda el álgebra y toda la geometría, desde contar los dedos de la mano hasta la singular doctrina de los conjuntos, y todavía mucho más. Un modelo de ese meditador sería Pascal, que, a los doce años, había descubierto una treintena de las proposiciones de Euclides. Las matemáticas no son una ciencia empírica. Intuitivamente sabemos que tres y cuatro son siete, y no necesitamos hacer la prueba con martillos, con piezas de ajedrez o con naipes. Horacio, para figurar lo imposible, hablo de cisnes negros; mientras pulía su verso, tenebrosas bandadas de cisnes surcaban los ríos de Australia. Horacio no pudo adivinarlos, pero si hubiera tenido noticia de ellos, habría sabido inmediatamente que tres y cuatro de esos lóbregos seres daban la cifra de siete. Russell escribe que las vastas matemáticas son una vasta tautología y que decir tres y cuatro no es otra cosa que una manera de decir siete. Sea lo que fuere, la imaginación y las matemáticas no se contraponen; se complementan como la cerradura y la llave. Como la música, las matemáticas pueden prescindir del universo, cuyo ámbito comprenden y cuyas ocultas leyes exploran.
La línea, por breve que sea, consta de un número infinito de puntos; el plano, por breve que sea, de un número infinito de líneas; el volúmen, de un número infinito de planos. La geometría tetradimensional ha estudiado la condición de los hipervolúmenes. La hiperesfera consta de un número infinito de esferas; el hipercubo, de un número infinito de cubos. No se sabe si existen, pero se conocen sus leyes.
Harto más deleitable que este prólogo son las páginas de este libro. Invito a los lectores a hojearlas y a mirar las extrañas ilustraciones. Abundan en sorpresas. Por ejemplo, las islas topológicas del octavo capítulo; una hoja de papel y con una tijera y que es una increíble superficie de un solo lado.
Jorge Luis Borges

Matemáticas e imaginación
VI. Paradojas perdidas y recuperadas
Dos distinguidos matemáticos polacos, Banach y tarski, han hecho extensivas las deducciones del paradójico teorema de Hausdorff al espacio tridimensional, con resultados tan sorprendentes e increibles que no tienen similar en todas las matemáticas. Y las conclusiones, aunque rigurosas e intachables, son casi tan incríbles para el matemático como para el lego.
Imaginemos dos cuerpos en el espacio tridimensional: uno muy grande, como el sol; el otro muy pequeño, como un guisante. Indiquemos el sol con S y el guisante con S'. Recordemos ahora que nos estamos refiriendo no a las superficies de estos dos objetos esféricos, sino a la "totalidad de las esferas sólidas tanto del sol como del guisante". El teorema de Banach y Tarski afirma que puede llevarse a cabo, teóricamente, la siguiente operación:
Dividamos al sol S en muchísimas partes pequeñas. Cada parte debe ser separada y distinta y la totalidad de las partes será un número finito. Las mismas podrán designarse por s1, s2, s3... sn y, al ser reunidas, estas pequeñas partes formarán toda la esfera S. Análogamente S' —el guisante— debe dividirse en igual número de partes mutuamente exclusivas: s'1, s'2, s'3... s'n, que reunidas formarán el guisante. Luego, la proposición prosigue diciendo que si el sol y el guisante han sido cortados de una manera tal que la pequeña porción s1 del sol sea congruente con la pequeña porción s'1 del guisante, s2 congruente con s'2, s3 congruente con s'3, hasta sn congruente con s'n, este proceso acabará no sólo con todas las pequeñas porciones del guisante, "sino también con todas las pequeñas porciones del sol.
En otras palabras, el sol y el guisante pueden ser divididos en un número finito de partes desunidas "de manera que cada parte simple de uno sea congruente con una única parte del otro, y de tal modo que después que cada pequeña porción del guisante ha sido equiparada con una pequeña porción del sol, no quede libre ninguna de éstas".
Para expresar esta gigantesca explosión de bomba en términos comparables al estallido de un pequeño cohete, diremos: "hay un manera de dividir una esfera grande como el sol, en partes separadas, de manera que ninguna de dos de sus partes tengan puntos comunes y, sin comprimir ni deformar parte alguna, todo el sol puede colocarse cómodamente en el bolsillo del chaleco". Además, podrán disponerse de tal manera las partes componentes del guisante que, sin expansión ni deformación, no teniendo puntos comunes ningún par de sus partes, "llenarán sólidamente todo el universo sin que quede ningún espacio vacío, ya sea en el interior del guisante, o en el universo".
Ciertamente que ningún cuento de hadas, ninguna fantasía de Las Mil y Una Noches (a), ningún sueño afiebrado, puede competir con este teorema de inflexible y rigurosa lógica.

(a) He sustituido en la traducción de José Celdeiro, "las noches árabes" por "Las Mil y Una Noches", ya que en el original inglés está escrito "Arabian nights", que se corresponde con el libro y no con "las noches árabes".
Matemáticas e imaginación
(Traducción: José Celdeiro Ricoy)
Edward Kasner y James Newman

Asombrarse sin vergüenza
Lean el problema de la Torre de Hanoi y compadézcanse de los brahmanes. El libro hace un repaso de las matemáticas, de una manera muy amigable y muy accesible a cualquiera, sea cual sea su nivel matemático. E incluye este nivel el cero.
Les puedo asegurar que hay cosas asombrosas. Imagínense que amarran con una soga la superficie de la Tierra, que mide 40 millones de metros de circunferencia. Y para que se apriete más la soga, la mojan con agua (todos sabemos esto, lo hemos visto mil veces en el cine, en el cómic y en las novelas de aventuras). Y ahora les digo que quiero pasar por debajo de la soga un elefante de guerra, de los de Aníbal, con guerreros y todo. Unos seis metros de altura. Pero como soy un poco cabrón, no les digo por qué punto de la Tierra lo quiero pasar. Así que tienen que separar la soga 6 metros alrededor de toda la circunferencia de la Tierra. La pregunta es ¿cuantos metros más de cuerda, necesitan para que yo pase el elefante de guerra, por donde me salga del arco del triunfo, o seáse, por donde me de la gana?
Son 40 millones de metros o 40.000 kilómetros de cuerda, así que ustedes pensarán del siguiente modo: Se verán a sí mísmos agachándose, cogiendo la cuerda con una mano y mirando hacia arriba, hacia un punto a seis metros y calcularán a ojímetro, cuánta cuerda de más necesitan, teniendo en cuenta que la que está pegada al suelo, mide 40.000 kilómetros, la que ven allí arriba, en su imaginación, igual con 1000 kilómetros más bastaría.
Bueno, pues se lo digo yo: ¡les bastaría con 37 metros! A esa cuerda de 40.000 kilómetros de larga y pegadita a la Tierra, le añaden 37 metros y la pueden separar del planeta, todo en derredor, 6 metros, lo suficiente para que pase un elefante de guerra de Aníbal.

Luis Markos

martes, 6 de julio de 2010

Gog de Giovanni Papini

Portada del libro de GOG (detalle). Editorial Apolo.
GOG
Las obras maestras de la literatura
Cuba, 7 noviembre
Tenía necesidad, para ciertos propósitos míos, de conocer lo que los profesores de los colléges llaman las «obras maestras de la literatura». Di a un laureado bibliotecario, que me aseguraron que era un conocedor perfecto de ellas, la orden de prepararme una lista, lo más restringida posible, de obras, y de procurármelas en las mejores condiciones. Apenas me hallé en posesión de estos tesoros, no permití la entrada a nadie, y ya no me levanté de la cama.
Las primeras se me antojaron malas y me pareció increíble que tales humbugs fuesen verdaderamente los productos de primera calidad del espíritu humano. Aquello que no comprendía me parecía inútil; lo que comprendía no me gustaba o me ofendía. Género absurdo, aburrido; tal vez insignificante o nauseabundo. Relatos que si eran verdaderos me parecían inverosímiles, y si inventados, insulsos. Escribí a un profesor célebre de la Universidad de W. para preguntarle si aquella lista estaba bien hecha. Me contestó que sí y me dio algunas indicaciones. Tuve valor para leer aquellos libros, todos, menos tres o cuatro que no pude soportar desde las primeras páginas.
Huestes de hombres, llamados héroes, que se despanzurraban durante diez años seguidos bajo las murallas de una pequeña ciudad, por culpa de una vieja seducida; el viaje de un vivo en el embudo de los muertos como pretexto para hablar mal de los muertos y de los vivos; un loco hético y un loco gordo que van por el mundo en busca de palizas; un guerrero que pierde la razón por una mujer y se divierte en desbarbar las encinas de las selvas; un villano cuyo padre ha sido asesinado y que, para vengarle, hace morir a una muchacha que le ama y a otros variados personajes; un diablo cojo que levanta los tejados de todas las casas para exhibir sus vergüenzas; las aventuras de un hombre de mediana estatura que hace el gigante entre los pigmeos y el enano entre los gigantes, siempre de un modo inoportuno y ridículo; la odisea de un idiota que a través de una serie de bufas desventuras sostiene que este mundo es el mejor de los mundos posibles; las peripecias de un profesor demoníaco servido por un demonio profesional; la aburrida historia de una adúltera provinciana que se fastidia y, al fin, se envenena; las salidas locuaces e incomprensibles de un profeta acompañado de un águila y de una serpiente; un joven pobre y febril que asesina a una vieja, y luego, imbécil, no sabe siquiera aprovecharse de la coartada y acaba cayendo en manos de la Policía.
Me pareció comprender, con mi cabeza virgen, que esa literatura tan alabada se hallaba apenas en la edad de la piedra, lo que me dejó desesperadamente desilusionado. Escribí a un especialista en poesía, el cual intentó confundirme diciéndome que aquellas obras valían por el estilo, la forma, el lenguaje, las imágenes y los pensamientos y que un espíritu educado podía experimentar con ellas grandísimas satisfacciones. Le contestó que, por mi parte, obligado a leer casi todos aquellos libros en traducciones, la forma importaba poco, y que el contenido me parecía, como es, anticuado, insensato, estúpido y extravagante. Gasté cien dólares en esta consulta, sin ningún fruto.
Por fortuna conocí más tarde a algunos escritores jóvenes que confirmaron mi juicio sobre aquellas viejas obras y me hicieron leer sus libros, donde encontré, entre muchas cosas turbias, un alimento más adecuado a mis gustos. Me ha quedado, sin embargo, la duda de que la literatura sea tal vez incapaz de perfeccionamientos decisivos. Es muy probable que nadie, dentro de un siglo, se dedique a una industria tan atrasada y poco remuneradora.
GOG
(Traducción y prólogo de Mario Verdaguer)

Giovanni Papini

¿Por qué leer Gog? ¡No lo sé!
Tengo en mis manos una edición de GOG, del año 1931, de la Editorial Apolo de Barcelona, con traducción y prólogo de Mario Verdaguer, en el cual atempera y previene del impacto perturbador que puede causar su lectura en el lector o la lectora desprevenidos.
El libro que tengo en mis manos, ha sido leído en los Mares del Sur, a bordo de un buque de carga, por un Jefe de Máquinas. Ha viajado bastante.
¿Qué aporta Gog al escritor o escritora, al trazado de su estilo? Gog está compuesto por 70 textos breves y un preámbulo: "Cómo conocí a Gog". Cada uno de estos textos, es como una entrada de blog, similar a la bitácora personal de muchos de los que hoy escriben, con "estilo blog". Eso sí, con "estilo Papini". Cada texto es lo que los franceses consideran un "récit minimal", un relato mínimo, "algo" que tiene una porción de historia, que puede caber incluso en una sola frase. Un libro de características narratológicas parecidas es "Uno y el Universo" de Sábato. Ni que decir tiene que todo lo que se desarrolla en capítulos, desde la "Odisea" hasta hoy, tiene la virtud de convertirse en "peldaños", yendo de menos a más y de más a menos, "subiendo" y "bajando" al lector, por escaleras y rellanos.
Gog es una novela, una "novela cuántica", hay que darle un nombre apropiado, para animar a su lectura. Hoy en día, leerla en público en un café literario, daría vergüenza o sería considerado un fallido acto esnobista, no así en la playa, sobre la toalla y rodeado de menestrales donde la lectura de Gog reconforta, a cualquiera con curiosidad literaria.
Papini escribe muy bien.
"Sin duda, una revisión adecuada de esta obra singular que es Gog resulta de enorme interés y de no menor regocijo para la inteligencia despierta, por cuanto el relato asume desde la ironía más acerba: la inteligencia despiadada que no se atiene a consuelos; que no gusta de calmantes ni busca el bálsamo de la piedad. Estructuralmente, Gog se divide en más de setenta capítulos, breves y sintéticos, que cabrían desglosarse en idéntico número de extensas novelas, dada la enorme riqueza y concentración mental que contienen en su seno: una imaginación torrencial y un lenguaje pulcro y siniestramente preciso. La riqueza de pensamientos, el caudal imaginativo es de tal calibre que los distintos capítulos de Gog darían pie para toda una enciclopedia sobre la reconstrucción de los valores de la edad contemporánea. No menos variada y heterogénea resulta la constelación temática del libro, que abarca desde la revisión del judaísmo hasta la inversión de todo tipo de teorías en el ámbito de la medicina, los emporios comerciales y la economía plutócrata, la teoría literaria, la religión, la mineralogía, el derecho, la sinología o la ideación de urbes futuristas o de colecciones imposibles, como la que consigue compilar el magnate Gog compuesta de verdaderos gigantes o de fortalezas marinas. Todo ello saturado de una evidente dosis de lo que el tiempo habría de denominar “teoría deconstruccionista”, ya que Papini se permite revisar los postulados de nuestro pensamiento logocéntrico y los condicionamientos de la historia universal para mostrar sus resquicios, sus intersticios y sus puntos más débiles".
EL ROSTRO AGUDO Y NIHILISTA DE PAPINI:GOG
Vicente Cervera Salinas
Merece la pena leer Gog de Papini, yo lo releeré este verano, a salto de mata, pues el libro lo permite sin ningún problema para los desmemoriados. Borges dijo de Papini:
"Si alguien en este siglo es equiparable al egipcio Proteo, ese alguien es Giovanni Papini".
Que quiso decir Borges con esta frase, veamos lo que nos dicen de Proteo en esklepsis:
"Proteo es un mítico rey de Faros, una pequeña isla junto al Delta del Nilo, que sin embargo contaba con el mayor puerto de la Europa de la Edad de Bronce. Mítico no significa necesariamente imaginario.
Era tan sabio que conocía la respuesta a cualquier pregunta. Pero también era muy testarudo y se negaba a compartir su sabiduría. La única manera de conseguir su colaboración era atraparle y no soltarle hasta que diese la respuesta pedida. Lamentablemente, esa no era tarea fácil, pues Proteo tenía el poder asombroso de cambiar de forma continuamente".
El Diccionario de la Real Academia Española, define "proteico", cómo lo "que cambia de formas o de ideas". Borges definió perfectamente a Papini, al hombre y al escritor.
25+1 Catas de Gog

Cómo conocí a Gog
Me avergüenza decir dónde conocí a Gog; en un manicomio particular.
Las obras maestras de la literatura
Huestes de hombres, llamados héroes, que se despanzurraban durante diez años seguidos bajo las murallas de una pequeña ciudad, por culpa de una vieja seducida
Músicos
«Para marchar yo solo por la tierra no hay fuerzas en mi alma...»
Visita a Ford
-Usted sabe -me ha dicho- que no se trata de desarrollar una industria, sino de realizar un vasto experimento intelectual y político. Nadie ha comprendido bien los místicos principios de mi actividad. Sin embargo, no pueden ser más sencillos: se reducen al Menos Cuatro y al Más Cuatro y a sus relaciones. El Menos Cuatro son: disminución proporcional de los operarios; disminución del tiempo para la fabricación de cada unidad vendible; disminución de «tipos» de los objetos fabricados; y, finalmente, disminución progresiva de los precios de venta.
El Más Cuatro, relacionado íntimamente con el Menos Cuatro, son: aumento de las máquinas de los aparatos, con objeto de reducir la mano de obra; aumento indefinido de la producción diaria y anual; aumento de la perfección mecánica de los productos; aumento de los jornales y de los sueldos.
El milagro a domicilio
Baba Bharad quiso repetir ante mí el conocido prodigio de la simiente de mangostán que, sembrada y regada, después de una hora se transforma en una planta con frutos. Pero no me fue difícil, con la ayuda de una pala, demostrarle que conocía el misterio, es decir, que en el terreno había sido colocada con anterioridad, sobre un redondel de corcho, la plantita de mangostán, que el agua había levantado en el momento oportuno.
Narración de la isla
-La singularidad de esta isla -me contaba Pat Cairness- no se halla en su aspecto, que es muy parecido al de las demás islas del Pacífico, ni en sus habitantes, que han conservado las costumbres y tradiciones de su raza. Está en esto: los jefes han reconocido hace mucho tiempo que la isla no puede alimentar más que a un número fijo de habitantes. Este número es precisamente de setecientos setenta. Gran parte del suelo, montuoso, es estéril, y en el mar no hay mucha pesca. De fuera no puede llegar nada porque nadie, después de ellos, ha desembarcado en la isla, y los sucesores de los primeros inmigrantes han olvidado el arte de construir grandes embarcaciones. Por esta razón la asamblea de jefes promulgó en tiempo inmemorial una extrañísima ley: la de que a cada nuevo nacimiento debe seguir una muerte, de manera que el número de los habitantes no rebase nunca el de setecientos setenta. Es una ley, según creo, única en el mundo y que hace observar con toda severidad el Consejo de los ancianos, compuesto de brujos y guerreros. Como en todos los países del mundo, los nacimientos superan a las muertes naturales, por lo que todos los años diez o veinte de esos infelices segregados del mundo deben ser muertos en la tribu. El espanto del hambre ha hecho inventar a los oligarcas papúes un sistema estadístico muy burdo, pero preciso. Una vez al año, en primavera, se reúne la asamblea y se lee la lista de los nacidos y de los muertos. Si son, por ejemplo, veinte los nacidos y ocho los muertos, es necesario que doce vivientes sean sacrificados para la salvación de la comunidad. Durante un cierto tiempo, según me dijeron, tocaba a los ancianos el morir; pero como el Consejo de los Jefes está formado en su mayoría de ancianos, éstos se las arreglaron de manera, recurriendo a no sé qué astucias, que se confiase a la suerte la cuestión de diezmar la tribu. Cada habitante posee una tablilla donde se halla inscrito, por medio de un dibujo o de un jeroglífico, su nombre. Llegado el día terrible, esas tarjetas de los vivos son reunidas en el casco de una barca enterrada ante la tienda del Consejo y revueltas cuidadosamente con un remo por el hechicero más viejo. Luego se suelta un perro, adiestrado para este fin, el cual se mete en la barca, agarra con los dientes una de las tablillas, la entrega al brujo y repite la operación todas las veces que sea necesario. A los designados se les conceden tres días para despedirse de la familia y para suprimirse de la manera que les sea más agradable. Si después de tres días hay alguno que no ha tenido valor para suicidarse, es capturado por cuatro hombres elegidos entre los más robustos, encerrado en un saco de piel junto con algunas piedras, y arrojado al mar.
La «FOM»
Y entonces es cuando interviene la "Fom". Ésta se propone acelerar racionalmente la desaparición de los que sean menos dignos de vivir. La nuestra podría llamarse -en su primera fase- la Liga para la eutanasia inadvertida.
La ciudad abandonada
De pronto se levantó ante nosotros, a una media milla, una larga sombra alta, maciza, rectilínea.
Visita a Gandhi
-Sus ideas nos han cambiado, es decir, "desindianizado", y entonces, convertidos en discípulos de nuestros amos, ha nacido el deseo de no querer ya más amos.
Siao-Sin
«Después de una espera que no rebasa los cuarenta minutos, usted ve en su habitación una especie de nube que puede ser de un amarillo intenso o de un color amaranto. Y, poco a poco, de aquella mancha nebulosa se destaca la figura de aquel o de aquella a quien deseaba ver, con su misma fisonomía, solamente un poco más fluida que si fuese de carne y hueso. No se extrañe si tiene el aspecto un poco trasnochado. Pregúntele sin perder tiempo; no la toque. Sería atroz para usted y para aquella o aquel a quien ama. La visión no puede durar más que pocos minutos, la verá resorberse en la mancha aérea y desaparecer. Estoy buscando la manera de obtener una permanencia más larga y no desespero de encontrarla».
Las máscaras
¿Por qué el hombre cubre las partes de su cuerpo, incluso las manos (guantes), y deja desnuda la más importante, la cara? Si ocultamos todos los miembros por pudor o vergüenza, ¿por qué no esconder la cara, que es indudablemente la parte menos bella y perfecta?
Profundidad china
Pekín, 28 marzo
He leído en un libro chino algunos pensamientos tan bellos, justos y profundos, que quiero transcribirlos aquí para tenerlos más a mano.
La historia al revés
El profesor Killaloe -con el cual he tenido una larga conversación en el hotel después del lunch-es un irlandés de unos sesenta años, pero lleno de vida. Alto como un patagón, discutidor como un diablo, docto como la Encyclopaedia Britannica, delgado como un cenobita. No sé lo que enseña, ni dónde, pero habla de todo con seguridad y sin farfullar aquellos lugares comunes que son el pasto ordinario de los profesores.
Thormón el soteriólogo
«Hace veinte años que me vengo dedicando a la investigación del secreto para la retrocesión del animal en hombre. Los antiguos no nos han dejado solamente el recuerdo de la metamorfosis de un hombre en bestia, sino también de bestias en hombres. Desgraciadamente, no insistieron sobre los métodos usados para obtener esta transformación. únicamente Homero y Apuleyo proporcionan algunos datos, pero nada más que datos. Circe, en la Odisea, unge a los compañeros de Ulises con un bálsamo, a fin de que se conviertan de cerdos en griegos; y el asno de Apuleyo se convierte en hombre después de haber comido un ramo de rosas».
El caníbal arrepentido
A mí, que detesto a los hombres en general, el sencillo aspecto de un antropófago me hace el efecto de un tónico.
Novísimas ciudades
«¿Imagina usted un poeta moderno que quiera introducir un verso suyo en medio de un canto de la Ilíada, o una escena de su invención a la mitad de un acto de Shakespeare? Y, sin embargo, lo que se pide a los arquitectos modernos, y que éstos bellacamente realizan, es un absurdo de ese género».
El trust de los fantasmas
«Los hechos llamados espiritistas existen, pero nadie hasta ahora ha pensado en explotarlos, quiero decir, en aplicarlos a las necesidades de la vida práctica. Se trata, en pocas palabras, de introducir en la industria el ocultismo».
Las ideas de Benrubi
«Deseo secretario poliglota, filósofo, célibe, paciente, nómada. Presentarse hasta el 20 de julio, "Hotel Mon Repos", a las diez de la noche».
Proceso a los inocentes
Hace tres semanas destrocé, con mi «Packard», a una vieja, y como sus parientes pretendían una indemnización impúdicamente desproporcionada a la pérdida -sabemos perfectamente cuál es el precio medio de las mujeres-, he tenido que llamar a un buen abogado para que me defendiese contra aquellos explotadores de cadáveres.
La Egolatría
«La nueva y definitiva religión que yo propongo a los hombres es la Egolatría. Cada uno se adorará a sí mismo, cada uno tendrá su dios personal: él mismo».
Visita a Einstein
Esta fórmula, traducida al lenguaje vulgar, diría poco más o menos así: «Algo se mueve.» Estas tres palabras son la síntesis última del pensamiento humano.
Visita a Freud
«Literato por instinto y médico a la fuerza, concebí la idea de transformar una rama de la medicina -la psiquiatría- en literatura».
La nueva escultura
Pero el otro día me dejé tentar por un escultor checoslovaco, jovencísimo, desconocido, albino, que se llama Matiegka.
-Venga -me dijo-. Verá lo que no podrá ver en ningún museo, en ninguna exposición del mundo. He creado, después de miles de años, una escultura nueva, no realizada jamás por nadie.
Contra el cielo
Me aburre el cielo. Algunos momentos, incluso, me hace sufrir.
Diversiones
Las diversiones que me ofrece el mundo conducen a la imbecilidad o a la locura, al tedio o a la muerte. No quiero saber nada de ellas. Debo encontrar por mí o en mí un nuevo placer, una alegría inédita. ¿Lo conseguiré?
El teatro sin actores
«Una imitación, aunque sea genial, no podrá sustituir nunca a la realidad. El que hace un papel en la vida debe ser también llamado a representarlo en el teatro. Si tengo necesidad de un general, llamaré a un general retirado o degradado, o por lo menos a un coronel; si se quiere un pope en escena, no será difícil encontrarlos a puñados; y lo mismo se puede decir de los comerciantes, de los gentileshombres y de los labriegos. Pero como sería difícil procurarse reyes y emperadores, desterraría de mi repertorio todas las obras donde figurasen personajes coronados. Hamlet, por ejemplo, no perderá nada de su profundidad si, en vez de desarrollarse en la Corte de Dinamarca, fuese transportado a una villa de grandes aristócratas».
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sábado, 10 de abril de 2010

«Estética de la mierda»: «Coprógenas»

Fuente de la imagen:Quintatinta
Coprógenas
Páginas turbias
Prólogo
IV
Estética de la mierda
Voy ahora a permitirme oficiar de filósofo, discutiendo sobre la estética del género literario que llamaré coprógeno, con el feliz neologismo acuñado por el autor de Páginas Turbias. Porque a la Estética, a la metafísica de la belleza, pertenece la mierda, si bien del mismo modo que pertenecen lo feo y lo ridículo, a saber: por la ley de los contrarios; ni más ni menos que a los tratados de Óptica pertenece dar razón no sólo de la luz, sino también de las sombras.

La mierda es la quintaesencia del ridículo. Ridículo o motivo de risa, es, como dijo el respetable Estagirita:-Lo deforme sin culpa y sin daño-,como quiera que la culpa o el daño no mueven a risa, sino al castigo la culpa y a la compasión el daño, sólo se halla en la mierda. Porque la deformidad ya provenga de defectos puramente naturales, como, por ejemplo, la cojera, ya surja del contraste repentinamente percibido entre lo ideal y lo real, es decir, entre el juicio que formamos de una cosa y la realidad de la misma cosa radicalmente contraria a aquel juicio; la deformidad, digo, no suele mover a risa si no tiene puntas y ribetes de culpabilidad ligera. No excitan la risa ni el cojo, si no  es que neciamente desconoce su cojera, empeñándose, v.g., en apostárselas con el mejor bailarín en los trenzados de pies o con el mejor andarín en la carrera, ni el hombre de bien que toma el rábano de la realidad por las hojas del idealismo, si no es que procede con precipitación y ligereza reñidas con la prudencia.
Pero en la mierda encaja la definición del ridículo de Aristóteles como anillo en dedo. Deforme-no se puede negar-lo es la mierda, que aun por eso, nadie la da a luz sin buscar pudorosamente la complicidad de las sombras. Y el lenguaje-testigo de mayor excepción en puntos de decencia-, a sacar algún desaguisado a la vergüenza, lo llama, con Quevedo, descubrir la caca; y a deformar las buenas trazas de un negocio cualquiera, lo llama, con todo el mundo, cagarla.
Coprógenas 
Páginas turbias 
(Prólogo de P.Coloma SJ) 
por X.

Aromas literarios
Hace muy poco llegó a mis manos este librito: Coprógenas Páginas Turbias, por X., en una edición de stvdivm del año 1972, Madrid. Venía con una etiqueta dorada y pegada, en la que ponía: Librería "VIDA NUEVA", APART 3384, Chile, 408, GUAYAQUIL.El librito igual que el de «El especialista», me lo regalaba Asdrúbal Hernández, amigo del alma y genial cuentista, del que disfrutamos unos pocos, hasta que la multitud descubra lo que se está perdiendo, o lea a Marcial: «Admiras, Vacerra, solamente a los antiguos y no alabas más que a los poetas muertos. Perdona, te lo ruego, Vacerra: no vale la pena morir para gustarte».
El librito traía su dedicatoria: «Para Ar Lor que sacará petróleo a todo esto, firmado Gavilán». Pues sí, sacar petróleo de la mierda, no es mala idea y el prologuista lo ha conseguido. Aunque su lenguaje está algo adocenado, para nuestro gusto actual, el prólogo es una preciosidad literaria.
Se le atribuye al P. Coloma SJ, Luis Coloma y también a su hermano Gonzalo. Lo dejaremos en P. Coloma, aplicando el efecto Mateo. Este prólogo consta de los siguientes y aromáticos capítulos:

I.Introducción.-II. La mierda por el arte.-III. La mierda por la moral.-IV. Estética de la mierda.-V. Ensayo histórico-crítico sobre la mierda literaria.Alusión a la mierda literaria India.Mierda literaria grecolatina.Mierda literaria castellana: desde su aparición hasta el siglo xVI: siglo de oro: periodo seudoclásico.-VI. Por qué se omite la historia crítica de la mierda literaria moderna.-VII. Teoría jurídica sobre la propiedad de la mierda literaria. Semirepresentación.

¿Qué es la mierda?

«La mierda es la quintaesencia del ridículo. Ridículo o motivo de risa, es como dijo el respetable Estagirita:-Lo deforme sin culpa y sin daño-, como quiera que la culpa y el daño no mueven a risa, sino al castigo la culpa y a la compasión el daño. Y cata aquí por qué el ridículo, tal como lo define Aristóteles, sin rastro ni de culpa ni de daño, sólo se halla en la mierda».
Ingenioso el P. Coloma, ¿verdad? Cita brevemente algunos de los pasajes de los papeles inmortales, donde la mierda, permanecerá sin corromperse y adherida ,IN SAECULA SAECULORUM:

«En la tragicomedia Anfitrión, el dios Mercurio, mientras guarda las espaldas a su mal entretenido padre, mata sus ocios entreteniéndose a su vez en asustar al esclavo Sosias, en cuya presencia hace como que no repara.-Homo olet quidam!...-dice con voz amenazadora, olfateando el aire.-¡Me huele a hombre!...-Y Sosias, derretido ya de puro miedo en impura cera amarilla-y es frase de los lacayos de Tirso-, se pregunta a sí mismo, angustiado por la conciencia de su mal hecho:-Numnam ego obolui?...-; que viene a ser:-¿Si habrá olido mi descarga?...»
«Horacio no se anda con chiquitas. En la sátira 8.ª del libro I, el dios Príapo, cargado de ver en los alrededores de su estatua a las dos famosas nigromantas Canidia y Sagana afanadas en recoger huesos de muertos y hierbas dañinas que emplear en su maleficios, dice, sin eufemismos de ningún género:
-Para ahuyentar a esas brujas,
solté repentino pedo
sonoro, como vejiga
que estalla henchida de viento».

Y el prólogo sigue haciendo las delicias del que lo lee. A continuación de él, XX copropoemillas acompañados de una moraleja:

II
Lamentábase el pobre Don Servando,
porque cagaba blando.
Y a los diablos se daba Don Arturo,
porque cagaba duro.
***
En el mundo, ¡oh lector!, -¡es cosa fuerte!-
ninguno está contento con su suerte.


VI
Por no gastar, Don Desiderio  Angulo
no usa papel para limpiarse el culo.
Pero de la camisa en los faldones,
pinta, en cambio, al pastel, constelaciones.
Y en lejía, jabón y en lavandera,
consume Angulo su fortuna entera.
***
Como ves, el apólogo es muy claro:
lector querido, lo barato es caro.

XII
Por tirarse una pluma,
se cagó en los calzones Moctezuma.
En igual caso, Napoleón Primero
en pura mierda se manchó el trasero.
Y otros muchos muchos, sin ser Napoleones,
se han cagado también en los calzones.
***
¡No aflojes nunca a la pasión la cuerda!
Lo que empieza en pedo, acaba en mierda...

XVII
Se peía, con ruido, Baldomero,
y todos le tenían por grosero.
Se peía, sin ruido, Bernardino,
y todos le tenían por muy fino.
***
Dijo bien un filósofo profundo:
¡Todo es cuestión de formas en el mundo!
«Coprógenas» es una «singularidad» literaria, al igual que «El especialista», son baratijas, pero hechas con tanta pasión que igualan a las joyas verdaderas y pueden ser exhibidas como tales. Al juntar «El especialista» y «Coprógenas», el uno «los retretes», el otro «la mierda», las sinergias literarias aumentan y ambas obras se complementan y adquieren «más valor» que el que tenían cada una por separado. Un escritor debe estar atento también a estas cuestiones menores, saber donde se «ubica» su obra, para evitar «tirar un pedo en un funeral». No es nada fácil, pues el amor que se tiene a la propia obra, supera con creces al sentido de la mesura, por muy desarrollado que se tenga. La sensación de que los escritos de uno o de una son el «ombligo» de cuanto pueda escribirse sobre un tema cualquiera, es difícil de erradicar, pero no imposible. Leer mucho y comprobar que los grandes no tienen esta clase de vicio literario, es fundamental. Obras menores como «Coprógenas» y «El especialista», que nunca pueden aspirar (se ahogarían con su propio olor) a ser obras maestras literarias, demuestran que se puede conseguirlo sin tener dichas aspiraciones.

Luis Markos

Leer el libro aquí, por gentileza de Quintatinta
Quintatinta, sobre «Coprógenas»
Sobre el P. Coloma
Una curiosidad: Cátedra de Skatología
Otra curiosidad: Institut d'Estudis Escatològics
The Bullit Blog, más sobre «Coprógenas»
«El especialista»
Abajo, sobre Horacio y el «pedo de Príapo»
:
EL DIOS PRÍAPO Y LAS BRUJAS CANIDIA Y SAGANA (HORACIO, SÁTIRAS, I, VIII)

sábado, 13 de febrero de 2010

«El campeón de los constructores de retretes del condado de Sangamon»

 
Lem Putt dibujado por William kermode. Fuente:journeytoforever
«El especialista»
“Seguramente que usted ha oído hablar mucho acerca de que ésta es la era de la especialización. Yo, de oficio, soy carpintero. Hubo un tiempo en que podía construir una casa, un granero, una  iglesia o un gallinero. Pero me di cuenta de que en mi carrera uno necesitaba especializarse, y me puse a pensar. Hasta que lo encontré, y lo estudié a fondo. Señores, se hallan ustedes ante el  campeón de los constructores de retretes del condado de Sangamon.
Luke Harkins fue mi primer cliente. Se enteró de que yo me había especializado y decidió probar. Le construí el artefacto normal de tres hoyos para una familia de ocho. Ese trabajo consagró mi  reputación y, desde entonces, he dedicado todo mi tiempo y mi pensamiento a este tipo de especialización. Naturalmente que, cuando escasea el trabajo, empapelo uno que otro muro, pero mi corazón permanece junto a la construcción de retretes rurales. Y cuando acabo una obra, no se crea que la doy por terminada. A todos mis clientes les garantizo seis meses de servicio gratuito ante cualquier contingencia.
Esto se lo expliqué a Luke, y un día me llama y me dice: “Lem, me gustaría que vinieras por casa. Tengo problemas con el retrete”.  Bueno, cogí el coche y me fui donde los Luke. Me escondí detrás de la casa de los Baldwin hasta que me formé una idea bastante exacta de la situación.
Estábamos en plena época de cosechas, y ahí estaban los jornaleros, entrando y saliendo y quedándose en el retrete entre cuarenta y sesenta minutos por vez. ¿Se da cuenta?
Dije: “Luke, de verdad tienes problemas con tu retrete”. Así es que traje mis herramientas y me puse a examinar la estructura.
Lo primero que hice fue mirar el catálogo de ventas por correspondencia que estaba ahí colgado, pensando que podría ser el origen del problema; pero ni siquiera pertenecía a una empresa conocida. Entonces me puse a mirar los asientos propiamente tales y me di cuenta de todo. Los había hecho demasiado confortables. Cogí mi escofina y, en un dos por tres, dejé cuadrados los hoyos que antes estaban tan suavemente redondeados. Cuadrados y ásperos, con ángulos bien pronunciados. Enseguida, volví a tomar mi posición de antes: yo aquí, los Baldwin ahí, y el retrete algo más allá. Y me quedé observando las entradas y salidas de los jornaleros por casi dos horas. Ni uno se quedó más de cuatro minutos.

El especialista
Traductor: José Manuel Vergara
Charles Sale

 Igual que un trago de agua cuando se tiene sed
Hará unos pocos días que ha llegado a mis manos el librito "El especialista" de Charles Sale, un regalo de los que me suele hacer a menudo el amigo y escritor Asdrúbal Hernández, en la guarda del  libro, pone la fecha en que lo adquirió 22-IV-83 y debajo su firma. El anterior librito regalado por él, fue "Los apuntes secretos de Sir Francis", igualmente una joya.
"El especialista" es una obrilla de la Editorial Pomaire, en dieciseisavo, de 31 páginas, con los dibujos originales de William Kermode. En la solapa de la sobrecubierta está escrito:
"Una historia inocentemente rabelesiana"
"Este pequeño libro trata de las actividades profesionales de un tal Lem Putt, especialista en la  forma más primitiva de la ingenieria sanitaria. Escrito en el lenguaje vernacular de Lem, se desarrolla como una explicación a sus métodos a uno de sus clientes."
Lem Putt se dedica a construir letrinas y sobre el modo de hacerlo, en el mundo no hay nadie que  sepa más. Si los coronoles norteamericanos en Vietnam, se asombraban de que un individuo en cuclillas, desnudo y sucio, mandaba un regimiento como ellos, sin haber pasado por West Point; Lem Putt de la mano de Charles Sale, nos asombra escribiendo el mejor relato sobre letrinas y legándolo a la Humanidad.
Este carpintero, al contrario de aquél que escribió sobre la arena, nos ha dejado por escrito sus palabras y también, como aquél, algunos interrogantes:
"¿Qué longevidad puede tener, o cuánto puede durar un catálogo de ventas por correspondencia de  extensión normal en un retrete corriente de tres hoyos para una familia de ocho?".
Y en cuanto a las profundidades que alcanza sobre la condición humana, está a la altura de muchas grandes obras literarias y supera con creces a una gran mayoría:
"El cerrojo tiene que ser de la mejor calidad, porque no hay nada que destroce más los nervios de un hombre que estar sentado, ahí, en guardia, porque no tiene un cerrojo como Dios manda en la puerta".
Evidentemente no podía faltar aquí la correspondencia entre el relato y el modo de escribir, es la cama de Procusto de casi todos mis comentarios, así que al que haya llegado hasta aquí,  le endosaremos como castigo una breve nota, sobre:
«El confort de la escritura»
Veamos como queda en forma de parábola, con las palabras de Lem Putt:
"-Lem, me gustaría que vinieras por casa. Tengo problemas con el retrete.
Bueno, cogí el coche y me fui donde los Luke. Me escondí detrás de la casa de los Baldwin hasta que me formé una idea bastante exacta de la situación.
Estábamos en plena época de cosechas, y ahí estaban los jornaleros, entrando y saliendo y quedándose en el retrete entre cuarenta y sesenta minutos por vez. ¿Se da cuenta?
Así es que traje mis herramientas y me puse a examinar la estructura.
Lo primero que hice fue mirar el catálogo de ventas por correspondencia que estaba ahí colgado, pensando que podría ser el origen del problema; pero ni siquiera pertenecía a una empresa conocida. Entonces me puse a mirar los asientos propiamente tales y me di cuenta de todo. Los había hecho demasiado confortables. Cogí mi escofina y, en un dos por tres, dejé cuadrados los hoyos que antes estaban tan suavemente redondeados. Cuadrados y ásperos, con ángulos bien pronunciados.
Enseguida, volví a tomar mi posición de antes: yo aquí, los Baldwin ahí, y el retrete algo más allá. Y me quedé observando las entradas y salidas de los jornaleros por casi dos horas. Ni uno se quedó más de cuatro minutos".
Veamos ahora, el planteamiento del problema para un escritor. Es el inverso del que tiene el Sr. Luke. En su "letrina", el que escribe, desearía que estuvieran horas y horas. ¡Ojo! Hay un dato importantísimo, que no puede ser pasado por alto. ¡No es problema de catálogo! Esto nos indica que el tema sobre el que se escriba tiene una importancia secundaria. ¿Y entonces que consideramos como lo primario? Según parece, que estén cómodas las nalgas de la lectora (los hombres no leen, se dedican a otras cosas). ¿Y cómo se consigue eso por medio de las palabras? Si física y anímicamente el mayor confort se consigue en el regazo del ser querido, sea cual sea su naturaleza, en la escritura se basa en una cópula amorosa con la lectora. Si tu escritura es dulce, perfecto, si es perturbadora o si eres un ogro escribiendo, entonces ¡ay!, la lectora sólo se sentará en tu regazo, si "sabe" que no la vas a hacer daño, incluso puede desear copular de veras contigo. (Si eres escritora y él es lector, la observación está de más, él siempre sueña con ello).
¿Y cómo se hace eso? Olvídense de la escofina y usen un cepillo de carpintero o una lijadora de banda, hasta que la frase, quede igual de lisa y tirante que la piel de un tambor.

Luis Markhos

Postdata rabiosa: Mientras confeccionaba este artículo, me han llamado mis colegas de "Ïtaca", Ulises y Gavilán que estaban en casa de Higinio y se disponían a comer los tres en breves minutos. Por cortesía me han informado de lo que iban a comer. Bueno, pues no me importa. Mi mesa al mediodía, iba a estar abastecida por un arroz, cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos en el Oriente Lejano, acompañado por algunas especias de las que trajo Marco Polo. De segundo plato, unos huevos fritos de una gallina doméstica (Gallus domesticus), cuyo remoto antepasado es el  Gallus gallus bankiva. Acompañando a estos huevos, unas tajadas de cerdo, animal totémico que fue domesticado por primera vez en el Oriente Medio, cuando la aurora, empezaba a despuntar...Pero...¡Pero qué digo! ¡Qué coño vale todo esto, frente a unas patatas en salsa verde y unas kokotxas con almejas!
¡Y yo! ¡Esforzándome en enseñar cómo se alcanza el estrellato literario y son estos golpes, los que me hacen a mí, ver las estrellas!

Sobre Charles "Chic" Sale, aquí y aquí.
El dibujante William Kermode